lunes, 4 de junio de 2012

Menopausia y las flores de Bach


En cualquier etapa de la vida las flores de Bach son útiles y con muchos beneficios para nuestra salud. Nos ayudan física, mental, y emocionalmente. Pero son muy recomendadas, de manera particular, en la etapa de la menopausia. 


El siguiente texto nos explica de manera breve cómo nos pueden ayudar las esencias florales. Recuerda que en nuestro Centro Blanca Aitana, podemos ayudarte al respecto.


Aunque hoy en día parece que la menopausia tenga que ser motivo de malestar o problemas de salud, en realidad esto no tiene por qué ser así, pero los mismos síntomas que se viven nos pueden ir indicando el camino emocional que hemos seguido y el aprendizaje que tenemos pendiente.

Si padecemos, por ejemplo, de retención de líquidos, hinchazón abdominal o general, esto nos puede estar indicando un patrón de CHICORI, flor femenina por excelencia, la que representaría, en positivo, a esa madre amorosa, abnegada y entregada que nunca pide nada a cambio, y representaría, en negativo, el sentimiento de soledad y desvalorización (porque nuestros hijos ya crecieron y no nos necesitan cómo creemos que  deberían necesitarnos). Ese amor dado con condiciones que nos hace sentir frustración y abandono puede ser consciente o inconsciente. 

Podemos tener el sentimiento de desorientación con cambios de humor repentinos, de estar bien y al rato sentirnos muy mal, ahí seria útil el ESCLERANTUS, además de el WALNUT que es el gran estabilizador para adaptarnos al nuevo cambio.

Hay otras flores como el VERVEN si sufrimos fuertes calores que nos agobian, incluso el CHERRIPLUM por la sensación de pérdida de control sobre las reacciones de nuestro cuerpo o nuestra mente, y si además tenemos tristeza o depresión nos podrá ayudar la GENCIANA o la MUSTARD

 En realidad, es una etapa de gran poder, la etapa en la que si hemos tenido una vida plena y hemos aprendido como mujeres sería la etapa de mayor esplendor porque ya fuimos madres, nos dimos con amor pleno e incondicional, aprendiendo el valor de la entrega, fuímos maestras en nuestros hogares criando y educando a nuestros hijos, y en esta nueva etapa ya tenemos plena conciencia de nosotras mismas, y si todo lo anterior supimos llevarlo o conducirlo de este modo, entonces, en esta nueva etapa no tendríamos ningún problema, sólo nuestra seguridad y plenitud.

Es una etapa otra, como nueva maternidad, que se extiende no sólo a nuestra pequeña familia sino también a la gran familia, a toda la humanidad. Nos convertimos en abuelas sabias para ayudar a los demás.

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